Cómo entender la relación México-EU en la eraTrump 2.0

Con Trump de regreso en la Casa Blanca, el guion es claro: México debe obedecer, y cualquier asomo de independencia será castigado.

PALOMERⒶ

La reelección de Trump será para un mexicano indocumentado el temor de ver a su familia dividida y la incertidumbre de perder el sustento.

Este no es solo un presidente, es la encarnación de una política imperialista hacia México que combina racismo, control económico, militarización y restricciones migratorias.

Trump no solo quiere el poder de nuevo; quiere imponer su visión de un México sumiso y obediente.

A sus ojos, la soberanía mexicana es solo una palabra incómoda que espera eliminar del diccionario.

Y aunque nuestro país ha resistido muchas veces, cada movimiento para retomar el control es un recordatorio de que para él somos su “zona de influencia”.

Episodios de la vieja estrategia imperial

México depende, Estados Unidos impondrá

Casi el 80% de lo que México produce se vende a Estados Unidos. Esta dependencia hace que cualquier intento de independencia económica se vea como un acto de insurrección. Pero la historia muestra que México no es nuevo en este juego: en el pasado, ha logrado diversificar su economía para resistir los caprichos de Estados Unidos, aunque no siempre con éxito duradero.

  1. Aranceles: Las viejas cadenas del comercio

Trump usa los aranceles como si fueran el látigo del capataz. Ya en su primer mandato nos puso contra las cuerdas, obligando a México a hacer concesiones en migración a cambio de mantener “paz comercial”. Pero el tiro le salió a medias: el Congreso y el propio sector privado estadounidense protestaron, porque a ellos tampoco les conviene una guerra arancelaria.

  1. T-MEC: El tratado en cadenas

Aunque México y Canadá fueron piezas clave en la renegociación del T-MEC, el resultado final inclinó la balanza a favor de Estados Unidos. La idea era una relación más equilibrada, pero la práctica muestra que ellos son los que deciden cuándo, cómo y a qué costo se negocia. Sin embargo, en las revisiones periódicas, México ha logrado avances pequeños, aunque importantes, que Trump no pudo eliminar del todo. Viene una renegociación en 2006.

  1. Nearshoring: La trampa del sueño americano

Con el “nearshoring” o manufactura cercana, las empresas ahora vienen a México buscando ahorrar costos y evitar la dependencia de China. Trump lo pinta como un favor para nosotros, pero en realidad es un negocio redondo para ellos. Sin embargo, esta táctica no es completamente a prueba de balas: si las inversiones se mantienen, México podría aprovecharlas para reducir su dependencia de Estados Unidos, aunque al imperio no le guste.

  1. México: Guardia de la frontera, gratis

Trump logró que México se convirtiera en su “guardián fronterizo”, presionando para que detuviéramos a los migrantes antes de que tocaran suelo estadounidense. Nos encargaron el trabajo sucio, y lo disfrazaron de “colaboración”. Pero este juego ha tenido sus límites: la resistencia interna en México y el aumento de migrantes en nuestras fronteras han puesto a prueba este acuerdo forzado.

  1. Deportaciones: Trump y su tren de ida y vuelta

Trump promete deportar a millones de mexicanos. Lo hizo antes, aunque no en los números que amenazaba. La realidad es que, aunque Estados Unidos podría lanzar más deportaciones, enfrentarían una crisis política y económica interna. Cada deportado que regresa representa menos mano de obra barata, algo que afecta también su economía.

  1. Tercer país seguro: El collar de espinas

México resistió la presión para convertirse oficialmente en un “tercer país seguro” para los migrantes. Aceptarlo hubiera significado que nos tocara asumir la carga completa de los solicitantes de asilo. Por ahora, solo cumplimos en los hechos sin firmarlo oficialmente, pero la resistencia legal de organizaciones mexicanas e internacionales ha frenado el sello total de esta medida.

  1. Narcos como terroristas: El Plan de guerra disfrazado

Trump quiere etiquetar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, lo que le daría el pretexto perfecto para intervenir militarmente. Pero este truco tiene sus límites: México ha defendido su soberanía rechazando esa idea. Si bien ha habido cooperación en seguridad, la intervención directa sería un salto demasiado arriesgado para la política exterior de ambos países.

  1. Bombas en el patio: La propuesta de locura

Trump ha insinuado ataques directos a laboratorios de drogas en México, un acto que violaría directamente nuestra soberanía. Y aunque sus amenazas parecen sacadas de una película de acción, su gabinete y hasta el Congreso han desestimado la idea. Al final, esta “propuesta” es más propaganda que realidad.

  1. Sheinbaum y el Misógino en Jefe

Con Claudia Sheinbaum como Presidenta, Trump enfrenta a una mujer decidida y de carácter firme. Él no oculta su desprecio hacia las mujeres en el poder, pero Sheinbaum no es una diplomática sumisa. Tendrá que caminar una línea delgada entre resistir su retórica misógina y defender los intereses de México.

  1. Divide y vencerás: La fórmula vieja que funciona

La fragmentación social en México le sirve al imperio de maravilla. Cuanto más divididos estamos los mexicanos, menos podemos enfrentar las presiones externas. Trump lo sabe y se aprovecha de cada conflicto interno, pero la historia muestra que cuando México está unido, el gigante del norte debe medir mejor sus pasos.

  1. Imperio sin máscaras

Trump y sus políticas no tienen disfraces. “América primero” significa que México queda donde él decida. Pero aunque él no cambie, México tiene la oportunidad de hacerlo.