Hoy son las elecciones en la UdeG
El proceso para definir a los integrantes del CGU es más o menos así, funciona casi igual que la política nacional: la cúpula dorada define a quiénes invitar (sus candidatos) y el resto jugamos a legitimar la simulación
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El proceso es más o menos así, muy parecido a como elegimos entre las opciones que nos dan los partidos políticos (la famosa cúpula dorada del país).
La cúpula dorada de la UdeG invita a un grupo de alumnos, académicos y trabajadores a participar en la elección del Consejo General Universitario (CGU).
Ya con los invitados definidos, arman las planillas, les asignan un color y las hacen públicas.
Vienen las campañas, aunque, seamos honestos, jamás he visto a un candidato a consejero salir a pedir el voto. ¿Para qué, si todo es por invitación?
Después, establecen el día de la elección… y a elegir entre las opciones de colores. Paréntesis, en mis tres años de estudiante de derecho he querido ejercer mi derecho al voto a través de la app que se desarrollo para ello y jamás he podido.
De ese proceso, mágicamente, nace el CGU. Así, con todo el artificio.
Ayer acompañé en su manifestación y marcha a mis compañeros estudiantes inconformes. Caminamos desde la Rectoría, por Vallarta-Juárez, hasta Palacio de Gobierno.
Estos jóvenes están hartos.
Hartos de ser violentados todos los días por la cúpula dorada de Jalisco. De ser víctimas de desapariciones. De tener que dormir en el transporte público cada que llueve. De no saber si van a regresar a su casa, en esta ciudad que simula ser amable.
Hartos de que se les niegue el derecho a elegir libremente a sus representantes universitarios, y que en su lugar se mantenga esta simulación.
Están hartos de la FEU: un grupo de “estudiantes” privilegiados que no nos representa, que repite prácticas del siglo pasado, como el uso de la violencia para conservar el poder.
Ayer vi al “Chicho”, ahora como secretario general, crecido, envalentonado, con esa mirada de quien piensa: "me la pelan", mientras recibía al grupo de alumnos que le entregó un pliego petitorio. El mismo “Chicho” que conocí a principios de siglo, cuando, también crecido y envalentonado, mandaba golpear candidatos de preparatoria para escalar en la FEU. A los reporteros les aseguró con firmeza: “Las elecciones van”.
Ayer acompañé a los estudiantes inconformes porque ellos acaban de abrir una grieta en el muro del grupo privilegiado.
Esta generación me hace recuperar la fe.
Porque no se someten, porque reconocen y respetan su diversidad, porque exigen igualdad, porque gritan “ya basta de simulaciones y de privilegios para unos cuantos”.
Ayer caminé con jóvenes organizados, pacíficos, conscientes de las trampas de un sistema que los quiere callados, sumisos, invisibles.
Pero no se dejaron. Ayer estuvieron presentes. Y firmes.
Estas son sus demandas. Y no, por si alguien sigue repitiendo la narrativa oficial, no están pidiendo espacios para la cannabis. Esa es otra mentira más para desacreditarlos.
Su principal demanda es una reforma profunda a la Ley Orgánica de la UdeG:
1. Democratización real de la universidad
Congreso Universitario anual como máximo órgano.
Voto universal de estudiantes, docentes y trabajadores para elegir autoridades.
Mandatos revocables, sin dedazos.
2. Educación pública, gratuita y popular
Eliminar exámenes de admisión como filtros excluyentes.
Prioridad a la clase trabajadora.
Formación crítica, científica y al servicio del pueblo.
3. Derechos laborales y estudiantiles
Fin de la contratación por asignatura.
Salarios y pensiones dignas, ajustadas a la inflación.
Derecho a huelga sin criminalización.
Estudiantes con voz y voto en los órganos de gobierno.
4. Transparencia y patrimonio común
Bienes universitarios blindados contra privatización y concesiones.
Presupuesto discutido y aprobado en el Congreso Universitario.
Control y rendición de cuentas en compras y recursos.
Valore usted lo que implica esta reforma para la clase dorada: la pérdida de sus privilegios, de su control, de su impunidad.
Ayer vi a una generación que exige en la calle lo que la generación de sus padres no supo, ni quiso, exigir.
Hoy son las “elecciones” para consejeros de la UdeG. Pero la grieta ya está abierta.