Jalisco: la ley del miedo

Policías municipales e investigadores, los mismos que pagamos para protegernos, desaparecen personas para entregarlas al crimen.

PALOMERⒶ

1/8/20252 min read

En Jalisco, la desaparición forzada no es un accidente, es un negocio en el que ganan policías corruptos.

Aquí no es el narco el único villano; también es el Estado. Algunos agentes policiacos, principalmente de policías municipales y agentes de la Policía Investigadora, esos que reciben su sueldo de nuestros impuestos, son parte del problema. No cuidan, no investigan: desaparecen personas.

Un estudio coordinado por el profesor e investigador Jorge Ramírez (@joraplas), de la Universidad de Guadalajara, confirma lo que todos sospechábamos: La participación sistemática de algunos policías en la desaparición de personas. (Leer el informe completo: https://mega.nz/file/zE1nDIja#vSy9yUaYJWEzobFEtIRlpDpigPxdf1R_hOC7j98acUs).

Con 16 mil denuncias de desapariciones vigentes en Jalisco, el mensaje es claro: La Plaza manda. No importa cuántos policías haya o cuántas cámaras vigilen, porque varios de los que deberían protegernos son los verdugos.

El informe detalla que en Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, hombres jóvenes de entre 20 y 40 años –edad promedio 33 años– son arrancados de sus casas o de las calles a plena luz del día. Los policías los detienen, pero no para llevarlos ante la justicia, sino para entregarlos al crimen organizado.

Esta traición tiene dos formas: un policía te detiene. Hasta ahí todo parece "normal", porque la ley dice que pueden hacerlo. Pero en lugar de llevarte a la comisaría, te entrega como si fueras un paquete al crimen organizado. Así, directo y sin escalas. Esto es lo que el estudio llama la "entrega directa": los policías, esos que deberían protegerte, te pasan a los malos como si fueras mercancía en un tianguis.

¿Y qué pasa si no te entregan de inmediato? Pues no te emociones. Hay otra modalidad, igual de sucia: te "liberan". Sí, como si te estuvieran haciendo un favor, pero lo único que hacen es soltarte en un lugar donde ya saben que “La Plaza” va a recogerte. Es un truco para fingir que no tienen nada que ver, pero en realidad ya está todo planeado. Te dejan libre, pero en un "campo de caza".

Este no es un accidente, no es un malentendido. Es un sistema bien montado donde policías y criminales trabajan juntos para desaparecer a las personas.

Tú pagas sus salarios, pero ellos trabajan para otros. Aquí la ley no te protege; te vende.

¿Y las autoridades?

Hay 20 mil 449 policías operativos y más de 6, mil cámaras instaladas en el estado. ¿Sirven? No. Porque no se trata de falta de recursos, sino de exceso de corrupción.

La desaparición forzada no es un fallo en el sistema, es el sistema mismo. Cada peso que destinamos a salarios, cámaras y patrullas alimenta una maquinaria que nos devora y que está al servicio del negocio de los delincuentes.

Estamos financiando nuestra propia desaparición.

La pregunta ya no es quién será el siguiente, sino cuántos más soportaremos antes de exigir que el Estado deje de ser nuestro verdugo.