¿Quién elige el CGU?

No quiero una UdeG “gobernable”; la quiero vivible y nuestra. Democrática en serio, no simulada por décadas. Y si la app insiste en negarnos, que quede escrito: mi voto no cabe en su botón.

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Isaac Guzmán

9/12/20252 min read

Soy estudiante de Derecho en la UdeG, sistema semi escolarizado. Hace tres años que intento votar para el Consejo General Universitario. Cada año la app me dice que no estoy habilitado. Mi democracia depende de un botón deshabilitado.

Ayer, en los pasillos donde tomo clase, se dieron en la madre. Y entendí lo obvio que nos vienen escondiendo con humo y bocinas: no quieren que miremos la elección que sí importa.

Nota al pie, sin anestesia:
¿Qué es el Consejo General Universitario (CGU)?
Es el máximo órgano colegiado de la UdeG. Ahí se aprueban reglamentos, presupuesto, planes académicos, creación/cierre de centros y carreras; ahí se nombra o ratifica a autoridades universitarias y se fija el rumbo institucional. Lo integran directivos, profes y representantes estudiantiles. LA UdeG se decide ahí.

Mientras el CGU se cocina en silencio, nos distraen con la renovación de “comités” estudiantiles: fiestas, borracheras, camisetas, likes. A eso sí nos habilitan. Con eso sí hay “participación”.

Pero para elegir al CGU, la app del voto real niega el acceso. Qué coincidencia más pedestre.

Los estudiantes inconformes piden suspender el proceso hasta garantizar el sufragio estudiantil. La respuesta fue violencia. Alguien la opera. La violencia es útil: convierte el reclamo en espectáculo, nos cambia la conversación de “derechos” a “pleito”, y le regala a la autoridad la frase de siempre: “condenamos los hechos”.

No nos perdamos.

El problema no es con el compañero que empuja; es con quien lo envía a empujar para que no miremos la urna cerrada.

Hoy por lo pronto, las clases serán virtuales. Ellos dicen, para “garantizar la seguridad”, pero lo hacen para sofocar la atención al movimiento de estudiantes inconformes.

Exijamos sanciones a los violentos y castigo a quienes los envían. Y sigamos con lo central: voto real, reglas claras, poder compartido. Quien se beneficia del caos quiere que nos cansemos. No les regalemos el cansancio.

No quiero una UdeG “gobernable”; la quiero vivible y nuestra. Democrática en serio, no simulada por décadas. Y si la app insiste en negarnos, que quede escrito: mi voto no cabe en su botón.