¿Te acuerdas de la transparencia? Ya se la volaron en Jalisco

Prometió quitar casetas ilegales, defendió la transparencia, habló de participación ciudadana... y terminó borrando todo con brocha gruesa. Pablo Lemus no gobierna: simula. Esta es la crónica de cómo Jalisco cayó en la trampa del desarrollo, disfrazada de modernidad y ejecutada “Al Estilo Jalisco”

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Isaac Guzmán

6/12/20252 min read

Te voy a contar algo que pasó en Jalisco, y que no muchos están pelando porque está envuelto en palabras aburridas como “reforma”, “instituto” y “legisladores”. Pero es más grave de lo que suena.

¿Te acuerdas de Pablo Lemus? El que fue alcalde de Zapopan, luego de Guadalajara, y ahora es gobernador. Ese mismo que se vendía como diferente, como locutor, empresario que venía a hacer las cosas bien. Bueno, él prometió un montón de cosas.
Recuerdo cuando prometió quitar las casetas ilegales en fraccionamientos como Valle Real. Era candidato a alcalde de Zapopan en 2015 y hablaba con la firmeza de quien se sabe nuevo, distinto, impoluto. Las casetas, decía, privatizan lo que es de todos. Las calles son públicas. La ciudad es de todos. Frases redondas, de esas que entran fácil en la televisión y en el corazón de los ingenuos.

Pasó su gobierno. Y las casetas siguen ahí. Firmes. Imponentes. Vigilando a quien se atreva a pensar que la ciudad no tiene dueños. Se convirtieron en símbolo de algo más profundo: un gobierno que prefiere no incomodar a quienes tienen poder, aunque eso signifique traicionar su palabra.

Y ahora hizo lo mismo, pero con algo todavía más delicado: la transparencia.

En Jalisco existía un instituto, el ITEI, que servía para que tú y cualquier ciudadano pudieran pedir información al gobierno. Saber, por ejemplo, en qué gastan, a quién le dan contratos, cuántos viajes hicieron, cuánto costaron, etc. Era una especie de “vigilante” ciudadano.

¿Y qué hizo el gobierno de Lemus?
Con sus diputados (los del partido naranja) y los de Morena, votaron para desaparecerlo. Así nomás. Y lo más importante: no escucharon a nadie.

Llamaron a foros, hicieron consultas con expertos, con universidades, con gente interesada. Todo muy bonito… pero fue pura pantalla. Cuando llegó la hora de votar, hicieron lo que ya tenían planeado desde el principio.

Y el gobernador, que se llenaba la boca con palabras como “participación” y “ciudadanía”, se quedó callado. No dijo nada. Como si no fuera su tema.

Eso es lo más frustrante: nos tratan como si fuéramos tontos. Hacen promesas, montan shows, y luego, cuando nadie está mirando, las rompen como si no valieran nada.

Porque claro, todo esto se hizo “Al Estilo Jalisco”, pero con menos trompetas y más traición institucional. Un estilo muy nuestro: prometer de frente, traicionar de espaldas, sonreír para la foto y desaparecer la transparencia.

Nada dice “orgullo de Jalisco” como fingir que se escucha al pueblo mientras se pinta encima de sus derechos con brocha gruesa y pintura naranja. Eso sí, todo con sello de marca y fondo musical. Qué elegancia la de Francia... pero hecha en Zapopan.